“Bienvenidos a Marte, bienvenidos a la vida entre las estrellas, bienvenidos a los hoteles, restaurantes y bares, donde nunca mas extrañaran su hogar.”
Al parecer, este hilo viene rodando desde American Astronaut (2001), una pieza de culto que me ha pasado desapercibida. Lo que de alguna manera fortuita, si llegó a mis manos fue esta especie de continuación temática y estética, que según dicen muchos, es Stingray Sam (2009).
El formato es cuanto menos, novedoso. Se trata de 6 entregas individuales del tipo “capítulo-televisivo-de-vieja-serie-de-los 60s”. Pero también funciona a la perfección como un film unitario. Eso si, cada capítulo mantendrá su introducción y su cierre con títulos y tema musical incluido. Lo cual hace aun más interesante, particular, y sorprendentemente divertido al film.
Una locución nos introduce en tema. Esa voz nos explica que Marte ya no es el paraíso de la diversión que supo ser. Paralelamente, una píldora aporta la posibilidad de tener solo hijos varones, algo valorado por los estratos bajos y altos de la sociedad, que deseaban evitar que sus hijas se prostituyeran o su apellido se viera interrumpido, respectivamente. Esto devino en la extinción de ambas clases sociales hasta que la clonación se hizo obligatoria para el sector pudiente.
Lamentablemente esta medida trajo aparejados, además de una inminente extinción, graves problemas sanitarios. Hasta que 2 científicos fusionan su ADN y colocan el embrión en un tercer cuerpo, obviamente también masculino.
Edgard y Frederick tuvieron un hijo llamado Fredward, Max y Clark tuvieron un hijo llamado Mark, Aldo y Rex tuvieron un hijo llamado Alex, Bob y Ringo tuvieron un hijo llamado Bingo, Zack y Deke tuvieron un hijo llamado Zeke, y así… Lo dice la canción.
Porque si algo le falta a este film para ponerse en un camino directo al rincón de las obras de culto del cine mas reciente, es su guiño a la categoría de musical, con un rock sucio y pegajoso, ejecutado con desdén, distorsión y mucha naturalidad.
Stingray Sam nos sumerge en una extraña dimensión en la que viajamos a través de fotogramas editados, narraciones, mucho blanco y negro, escenografías tan exquisitamente cuidadas como económicas y una historia delirante, divertida y que sabe tornarse tierna sin ser un fastidio.
Stingray Sam es un anti-héroe que se ve envuelto en la búsqueda de una niña, arrastrado por su ex-compañero de presidio Quasar Kid, quien recurre a algunos trucos para convencerlo.
Esta búsqueda se hace un lugar en ese mundo de clonaciones y planetas en decadencia. Lo mejor: no intenta ser una analogía con el Planeta Tierra.
Cory McCabee es el responsable de esta saga, así también como de la ya mencionada American Astronaut. También canta y toca en las canciones que el mismo compuso. La banda de sonido está a cargo de su combo The Billy Nayer Show. Que? Olvidé mencionar que también tiene a su cargo el protagónico?
McCabee es ya un icono del cine más independiente, dirigiendo, escribiendo y hasta revisando la distribución de sus productos.
Stingray Sam se encuentra en la Red en forma de capítulos independientes, disponibles para iPod y otros formatos.
En conclusión, cowboys del espacio, algo de buen rock crudo con estirpe neoyorquina, guiños esquivos a ciertos lugares comunes y un producto que alcanza la excelencia y que se deja colocar entre los hallazgos más festejados, en la búsqueda de emoción, arte y escasas concesiones comerciales.
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